Una nueva ola de frío siberiano
ha llegado a las bibliotecas universitarias de Madrid. Algunos de los
estudiantes, ya han optado por construirse un iglú para poder resistir durante
toda la época de exámenes.
Las temperaturas más bajas se han
registrado en el campus de Vicálvaro de la URJC, dónde se han encontrado esta
mañana el cadáver de una estudiante que, según fuentes de la universidad,
“podía llevar allí varios meses”, ya que el frío ha hecho que el cuerpo se
conserve perfectamente. La razón por la que no se había encontrado en todo esto
tiempo, según estas mismas fuentes, es que “se encontraba en la zona de los
libros de derecho puro y esa zona permanece desierta durante la mayor parte del
año”.
Este fenómeno ha contrariado a
varios expertos en climatología ya que “hace más frío dentro de las bibliotecas
que fuera”. Su teoría es que “con los recortes, las universidades pagan tan
poco por la calefacción que no tienen derecho ni siquiera al calor humano”.
La dirección de los centros ya ha
anunciado que tomará medidas al respecto. La primera de ellas ha sido utilizar
las bibliotecas como cámara frigorífica ya que “la electricidad está muy cara y
hay que aprovechar para reducir todo lo que se pueda”.
Por su parte los profesores afirman
haber encontrado la forma de mantener la temperatura en sus despachos. “Quemamos
los exámenes y trabajos de los alumnos” ha confesado uno de ellos. “Así, ya que
luego nunca los miramos y ponemos las notas según nos caiga la gente, al menos
sirve para algo útil”.
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