Juan, residente en Madrid desde
1951, continúa paseando diariamente por su barrio y “haciendo vida de
jovenzuelo” según sus conocidos. Conoce todos los parques de la ciudad y la
mayoría de cafés y restaurantes que están de moda actualmente y en las últimas
semanas ha señalado que se apuntará a clases de esgrima porque “nunca es tarde
para aprender”.
“Es indignante” opinan sus
vecinos. “Tú vienes a casa jodido por el trabajo y por todo y te lo encuentras
en el ascensor sonriendo y hablándote del buen tiempo que hace o lo bien que se
lo ha pasado ese fin de semana.” Ha declarado Manu, el del séptimo. También
afirma que “Nadie lo dice en voz alta, pero por los rellanos se comenta que a
ver si la salud le da algún susto y se le pasa, que no tiene ya edad para ir
por ahí disfrutando de la vida.”
Ante esta anomalía sus familiares
han decidido llevarle a un especialista para su estudio, quien ha dictaminado
que “a su edad debería estar pensando en la jubilación y en las cosas que no
hizo en la juventud y que ya nunca podrá hacer, en lugar de ir por ahí
derrochando vitalidad.” “Aún no entendemos muy bien a qué se debe el
comportamiento que muestra pero estamos seguros que hallaremos la cura tarde o
temprano” ha añadido más tarde queriendo tranquilizar a la familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario