“Al final resulta que eran todos
actores” ha declarado profundamente dolido Marcos, quien ha sentido como, en
unas horas, todo en lo que creía se desmoronaba. “Esto cambia todo mi proyecto
vital y ahora no sé qué hacer.”
“¿Qué lógica tiene seguir yendo a
la universidad si sé que nunca se va a organizar una orgía en clase?” se
preguntaba entre sollozos. Igualmente se ha desapuntado de varias academias y
ha dejado de recibir clases particulares de inglés, ya que “ahora que sé que lo
de montárselo con la profesora es todo mentira, he perdido mucho interés la
verdad.”
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