En primer lugar decir que el autor de este artículo adora a sus abuelos y respeta al colectivo de ancianos. Pero detesta a los viejos y las viejas amargadas de su barrio. Ya sabes, esos que te miran mal, te pisan y /o empujan y gritan que te quites del medio o te obligan a levantarte en el autobús gritando lo maleducado que eres por no haberlo hecho antes y sin darte las gracias. Vamos, esos a los que te apetece pegar. Pues bien, como la violencia es mala (y más ilegal que las borderías), para la próxima vez que te encuentres con uno de esos jubilados, aquí van algunas ideas para contestarles:
1.
Tiene razón señora, la juventud es horrible. ¿Y
sabe lo peor? Cada vez nacen más jóvenes mientras que de su generación… cada
vez hay menos.
2.
No se altere señora, recuerde, la tensión.
3.
Señora, no hace falta que corra tanto, seguro
que no se muere antes de llegar a su casa aunque espere un poquito. (Para
cuando se cuelen en la cola del bus o el supermercado).
4.
No le pido unos principios de educación porque
entiendo que a su edad ya los habrá olvidado.
5.
No voy a quedarme a discutir el resto de mi
vida. Pero puedo quedarme el resto de la suya, no parece mucho tiempo.
Y como regalo final de la casa,
aquí va una frase para si su cuidadora (en el 90% de los casos sudamericana)
comienza a insultarte también y a decir que no le faltas a la señora, que está
en su perfecto derecho de empujarte e insultarte:
-
¿Sabe algo gracioso? Esta señora vota a partidos
que hacen que la gente como tú no tenga Sanidad ni casi voto.
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