Claro ejemplo de publicidad engañosa del mundo de la música
“Es una estafa. Te lo venden cómo
un imán para las mujeres y luego nada” ha declarado indignado Miguel, quien
comenzó a tocar la guitarra a principios de año.
“Yo tenía algunos amigos que
tocaban y pensé, hombre si ellos pueden, yo también podré” comentaba a los
reporteros, aclarando que “lo de las chicas era solo algo secundario, yo toco
por amor a la música y a todas y cada una de las notas musicales, desde el Do al
LA. El Sí no, porque nunca me sale bien.”
“Pero vamos, que si no hay tías
ya me dirás para que sirve toda esa mierda” ha añadido momentos más tarde.
Al preguntarle nuestra reportera
si creía que el tocar la guitarra era un factor infalible para ligar, Miguel
respondió: “A ver, tengo un par de amigos que tocan y aun así no ligan ni de
coña. Pero es que son muy feos, ¿sabes? Pero feos feos. Yo pensaba que teniendo
una cara agradable y un instrumento con seis cuerdas el resto ya pasaba solo”.
Al acabar la entrevista, preguntó
a la reportera si quería oír algo antes de que devolviera el instrumento, porque era una
pena no usarla, pero insistió en tocar en su habitación, ya que insiste que “allí,
tumbados en la cama, la acústica es muchísimo mejor”.
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