Alfredo tras desayunar el huevo frito del día
“No puedo negar que es un sueldo
que te permite comer cada día, pero a las pocas semanas se vuelve muy
repetitivo” nos señala Alfredo, quien confiesa haber comprado cientos de libros
de recetas a fin de conocer distintos métodos para cocinar un huevo: “duro,
pasado por agua, frito, escalfado….”
“Todo empezó como una broma
entre compañeros” nos asegura. “Me reencontré con un antiguo amigo del MBA y me
propuso trabajar en una empresa innovadora y puntera, cobrando un huevo. Me
puse tan contento que ni siquiera miré el contrato mientras firmaba.” Al
preguntarle por qué no denuncia a la empresa o busca un nuevo trabajo, responde
“Mira, tal y como están las cosas es mejor tener un sueldo fijo, aunque sea
este. Además tampoco está tan mal, se puede comer con patatas, en
ensalada, con bechamel… “
Mientras tanto los sindicatos no
se han quedado de brazos cruzados y luchan por mejorar la situación de este
trabajador. “Exigimos que los huevos sean de granja, cultivados ecológicamente.
También nos encontramos en negociaciones para que le den una pizca de sal,
aunque no estamos seguros del éxito en esta demanda.”
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